viernes, 21 de diciembre de 2007

La Tentación del Olvido


Carmen había descrito todo lo que sentia, sentada en la estacion percibio el mas mínimo detalle en los pasos de Gabriel.
Este no caminaba, huia, el ruido de la locomotora podia ser percibido a miles de kilometros, penso - me estoy volviendo loca, la vida es dura para una mujer ciega- lo vomito todo. Lloro amargamente sintio unas manos dandole palmadas. Asustada toco la mano que la consolaba. Sin decir palabra siguio aquella mano.
En el hotel donde entrego su alma... y su cuerpo, Carmen deslizo pequeñas palabras. Su respirar era casi jadeante, los labios que la aprisionaban, eran fuertes llenos de furia.
Se toco nuevamente queria saber si aun estaba viva. El fuego es rosa y su alma estaba siendo torturada. El dolor no es nada sin la presencia de quienes amamos. Alli se multiplica, se convierte en una frase que hiere.
Ayer, Carmen me conto que su corazon es una pequeña frase en un libro incompleto. Hoy encuentro en su busqueda de amor, al hombre que por primera vez la dejo. He vuelto a tenerla en mis brazos, senti la misma fuerza, la belleza perturbandome los sentidos. -¡Carmen, soy yo!- le dije.
Carmen, esta ya vistiendose, sus ojos parecen verme...cuando la veo por ultima vez alejandose de mi vida.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

El Duelo

Gabriel, miraba extasiado a su victima en blanco, su precipicio, y sus lágrimas en aquella, contemplaban absortos su dolor. Es delgado y pálido, los anteojos le dan cierto aire intelectual, creyó observar aquella angustia al observar el espejo y su aspecto. Pensaba en todo y nada a la vez, tal vez las manos le temblaban. Con cierto dolor empuño un lápiz, y trazando con furia incontenible agrieto su rostro culpable. La lucha fue terrible, quiso retroceder y correr como un loco por aquellas calles; la oscuridad y un grito, lo detuvo.
Había mucha rabia en su actitud, la noche anterior en la universidad lo convenció de todo. Las palabras del profe, el rostro arrugado, la mano en alto, esa severidad, con la compañía del aula, riéndose de su incomprensible inteligencia.
-¡OH Gabriel, no lo llames cobardía!- se dijo, pero amenazo y grito.
-¡Si grito qué!- se dijo, su dolor ante las burlas eran suficiente para hacerlo.
-No es cobardía, ¡no lo es!- se repitió.
En la escena del crimen, su mente divagaba, como sus ropas en su extrema delgadez, el viento arreciaba, hacia frió aunque su rostro estaba mojado de sudor, un golpe le arrebato los anteojos.
- ¡Maldito! - grito y arremetió con furia inusual, el mismo se asusto de su rabia. La luz tenue del faro, ilumino todo, estaban luchando por sus vidas, se acabaron sus pensamientos, sus ideas, todo era lagrimas y confusión…
-¡Esta muerto, muerto!- grito en su locura, sonrió, se puso los anteojos y sacudió su traje.Gabriel toma con ansias su tarea y se encamina a clases.